En Tucumán hay muros, estigmas y abandonos que transforman a Vía Diagonal Norte, Yerba Buena, en un desierto. Ahí llenamos las panzas con el trabajo, la organización y la perseverancia de nuestro comedor, que alimenta a más de 800 personas y que desde 2009 lidia con un paredón que levantó el Country La Pedrera. Una construcción que en cada lluvia nos excluye y discrimina al apuntar sus desagües a nuestras calles, provocando inundaciones y quitándonos el acceso al agua a 200 familias para llenar sus piletas. «En los veranos se corta todos los días y hay que juntar en bidones o botellas porque no contamos con tanques para sostener las ollas y la higiene de los espacios”, cuenta Paul Ruíz, aunque en esta época no es muy diferente, ya que la poca presión es sostenida durante el año y los cortes son frecuentes, sumado a que no es recomendable el uso para consumo, afectando a los espacios comunitarios y a las casas. Sin tanto preámbulo, la desidia complica nuestro día a día: “Si el Estado se hiciera cargo para que los barrios tuvieran agua, el trabajo sería un poco más fácil”.
También intentaron levantar un complejo de viviendas y llamarlo “Higueritas Barrio Boutique”, pero logramos impedirlo porque sabemos que su llegada empeoraría nuestras condiciones de vida. El gobierno tucumano priorizó el derecho básico del agua para los que más tienen, ¿y acá qué nos quedó? Conexiones muy precarias; mangueras enterradas, en lugar de caños, para cocinar o tomar, como lo sufre María José Gómez: “Hace muchos años que tenemos problemas de presión, pero al menos esperábamos que volviera durante la mañana. Frente a mi casa también se instaló una concesionaria de Renault que se lleva lo poco que tenemos; algo tan simple como lavar la ropa se vuelve prácticamente imposible, con suerte podemos hacerlo durante la madrugada”.
Hoy, en Vía Diagonal Norte la comunidad le puso el pecho a tanto atropello organizandose para conseguir tanques comunitarios, mientras le seguimos exigiendo al Municipio, al Concejo Deliberante y a la Sociedad de Aguas de Tucumán que resuelvan este problema, porque es su obligación. Pretenden «limpiar caños» como si fuera la solución, pero no hacen obras como las que necesitamos. Ana Beatriz Carnero es parte del comedor que no tiene agua varias veces a la semana: «Tenemos que ir a buscarla muy lejos; es un caos porque se quema la comida, se gasta la leña y debemos evitar que la gente se quede sin comer”.
Háganse cargo,
y déjense de joder.