Una historia que se repite todos los años: la temporada de incendios forestales en la provincia de Córdoba, donde una vez más estamos en alerta. Nos arde el alma por los incendios ocurridos el fin de semana en algunos sectores de las Sierras Chicas, y los nuevos focos activos en distintos puntos de nuestras sierras, como en Calamuchita y Paravachasca: «Se quemaron aproximadamente tres mil hectáreas en Calamuchita. Quedó una pequeña guardia para controlar los puntos calientes», nos confirma Marcos Zangl, jefe de bomberos voluntarios de Villa General Belgrano.
Las y los brigadistas son héroes en este ecocidio. Sin descanso, mujeres y hombres exponen sus vidas para dar batalla y detener el avance de las llamas: «En el momento del operativo, uno trata de buscar estrategias y acatarlas, esto implica mucho desplazamiento y desgaste físico. Una vez terminado el trabajo, tomás conciencia de todo lo que se quemó y te da mucha bronca», nos cuenta Máximo Pastor, voluntario de la brigada Chavascate. Durante los incendios hubo cinco cuadrillas de las brigadas de Chavascate, poniendo el cuerpo para ocuparse ante la falta de políticas reales del Estado que prevengan este desastre. “Los incendios crecen por el mal uso que se le da al suelo, producto del desmonte, el sobrepastoreo, la falta de pastoreo, o incluso la voluntad de que en algunos momentos deje de existir un monte, para realizar algún tipo de actividad comercial”, denuncia Máximo, y piensa que los municipios deberían ocuparse más de las necesidades de las brigadas.
Durante el 2010 se aprobó la Ley Nº 9.814 en defensa del Bosque Nativo, ley que con el paso de los años no tiene una implementación efectiva; sólo el año pasado, 340 mil hectáreas fueron arrasadas por los múltiples incendios, que dejaron al descubierto la desidia del gobierno provincial en materia de prevención contra el fuego. Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el 95% de los incendios son causados por actividad humana, la situación se agrava año a año, y la realidad es que se nos prende fuego el monte nativo, que es el pulmón de nuestra provincia. Mientras tanto, al gobierno pareciera no importarle mucho lo que viene sucediendo año tras año. De no ser por las brigadas de rescate, el ecosistema estaría en una situación más grave todavía.
