* Por Nahuel Arrieta, delegado de la Villa 21-24.
La necesidad habitacional que sufre toda la Ciudad de Buenos Aires, y en este caso la Villa 21-24 en Barracas, hizo que unas 130 familias nos organicemos. Somos alrededor de 250 personas que hace casi una semana esperamos un diálogo. Hay muchas vecinas que hoy se fueron a trabajar o a llevar a sus hijos a la escuela y que ya no las dejaron pasar. El martes pasado ingresamos a este predio que estaba abandonado hace más de 40 años, y que es parte del Ferrocarril Roca Sur en terrenos cedidos por el Estado. Tierras cercanas ya fueron utilizadas con distintos objetivos como el Procrear, que tiene departamentos vacíos en edificios que se ven desde acá, o los mismos galpones que ocupó la empresa de la Línea 59 para sus propios beneficios. Sin embargo, sólo apuntan a nosotros.
La realidad es que estamos sitiados por las Fuerzas de Seguridad, que ni siquiera tienen la identificación a la vista. No nos dejan ingresar ni siquiera alimentos, agua, frazadas, pañales o medicamentos. Y cada vez que las cámaras de televisión se van, las restricciones de la Policía son peores. Ahora, por ejemplo, armados hasta los dientes, nos prohíben traer meriendas para las más de 40 niñas y niños que están con nosotros.
No pedimos los terrenos de regalo, buscamos que nos den la oportunidad de tener una vivienda digna acorde a nuestros ingresos. Estamos atravesando una emergencia, ¡no tenemos casa! ¿Dónde están los funcionarios? No aparecen. Necesitamos que vengan acá ahora mismo: un representante del Gobierno Nacional, del Ministerio de Transporte, de la Ciudad de Buenos Aires, del Instituto de Vivienda de la Ciudad y de la empresa de ferrocarril, para establecer un diálogo y obtener una solución.
