21 agosto, 2021
, Desidia Estatal

«OTRA MUERTE SILENCIOSA»

La 21

Estamos abatidos. No tenemos fuerzas, pero ya aprendimos que es cuando más debemos gritar. Escribimos apretando los dientes, con lo que nos queda, con la angustia atragantada por otra muerte evitable; una chica fue arrollada por un tren de carga. Uno que pasa justito en medio de nuestra pobreza, en el corazón de la Villa 21-24, y hace temblar a cientos de viviendas hacinadas. La empresa Ferrosur Roca S.A. y el Ministerio de Transporte nacional jamás escucharon la demanda de la comunidad: es necesario desviar el trayecto, es un asunto de vida y muerte. Esta vez fue de muerte; ayer a la mañana nos arrebataron para siempre una vida. Una adolescente atropellada, una vecinita que tenía toda su vida por delante. Hace más de 20 años venimos gritando lo que no quisieron oír; no bastaron los distintos «accidentes» que causó una vía a menos de un metro de las casas: Jorge Corvalán ya había perdido una pierna y Sebastián Azcurraire ocho dedos de los pies. Ellos lo pudieron denunciar, aunque tampoco les dieron bola. ¿Entonces? ¿Cómo se oculta este dolor? ¿Cuándo cambiarán el recorrido? El silencio se vuelve ensordecedor, y el peligro resulta conocido. Niños y niñas juegan en los tres potreros que están al costado de las vías; van a la escuela, al kiosco, caminan por acá. Una piba estaba yendo a comprar pan, pero hoy nos toca llorarla porque mostramos el riesgo y nunca prestaron atención. Es vital no desviar el foco.

Esto no puede volver a pasar.
Y el tren tampoco.