* Por Jorge Rego, padre de Cristopher «Bocha» Rego, asesinado por Prefectura el 12 de agosto de 2018.
Lo que quisiera como padre es imposible, mi hijo no va a revivir, pero hoy descansa en paz sabiendo que el prefecto Pablo Brítez, su asesino, fue condenado a cadena perpetua. Ahora descansa en paz, aunque todavía falta justicia para esos 7100 pibes que mataron las Fuerzas de Seguridad desde que volvió la democracia.
Existen cinco videos que muestran lo que pasó, está todo filmado: el Bocha esquivó el control con la camioneta porque estaba asustado, no tenía nada que esconder. Pablo Brítez le disparó porque sí, porque quería matarlo y lo logró. Carrizo, otro oficial de la Prefectura Naval, mientras mi hijo estaba agonizando, no fue capaz siquiera de llamar al SAME: no sólo lo mataron, sino que lo dejaron morir. El Bocha falleció horas más tarde en el hospital. Los Prefectos le dijeron a la Policía de la Ciudad que no sabían nada de lo que había pasado, a pesar de que la puerta de la camioneta de mi hijo tenía dos balazos.
A partir del asesinato del Bocha, empecé a militar con los familiares victimas de gatillo fácil, a quienes considero mi segunda familia. Yo desconocía que pasaba esto en la Argentina, que las Fuerzas de Seguridad mataban a pibes impunemente. Con lo que pasó, salí a la calle para luchar. Porque son morochitos, porque usan gorra, porque viven en la villa, los estigmatizan y los matan. Es una situación terrible. No sólo le destruyen la vida a un chico, sino a toda una familia. Yo ya no soy el mismo, la mamá del Bocha tampoco es la misma. Es una tortura, pasaron más de dos años y seguimos sufriendo igual. No es algo que cicatrice con el paso del tiempo, te duele toda la vida. Aun así, las y los familiares nos organizamos a pesar del sufrimiento, y yo creo que esa es la mejor forma de hacerle frente a todo esto; al fin y al cabo, son las Madres de Plaza de Mayo quienes nos enseñaron que este es el camino a seguir.
Debemos seguir luchando, por mi hijo y por todos los chicos que mataron, para que haya fallos tan contundentes como el de hoy. Es lo único que nos queda para seguir buscando la justicia que nuestros pibes se merecen.