24 agosto, 2021
, PARALÍMPICOS DE TOKIO

UN REVÉS A LA INDIFERENCIA

Gustavo Fernández, Paralímpicos

Comenzaron los Juegos Paralímpicos de Tokio, y revivimos un partidazo jugado virtualmente con @gustifernandez4 derribando prejuicios y visibilizando historias de quienes nos representan en el mundo: “Hay que tener empatía para entender la realidad de todos. Es importante sentir las cosas que pasan, porque mi vida no es la misma que tienen los otros; si no conocés, es muy difícil que te comprometas con la causa”. Desde Río Tercero, Córdoba, llegó un revés contra la indiferencia: “Falta educar a la sociedad para que sepa que el deporte y la discapacidad se pueden unir”.

En su primer año de vida, “El Lobito” sufrió un infarto medular que le provocó una parálisis de la cintura para abajo. Desafiando a la medicina, que no lo creía capaz de hacer deportes, usó su primera raqueta a los 6 años, hoy es uno de los tenistas más importantes de nuestro país: “Siempre fui determinado. Constantemente prioricé mi sueño y trabajé en consecuencia de ello; me criaron para ir por lo que quiero”.

Uno de los mejores tenistas sobre silla de ruedas del mundo, con su palabra sensata: “El deporte es una enseñanza, de las más grandes que he tenido en mi vida. Es como una escuela”. Mirándonos a los ojos, se puso en la piel de cada villa para pedir más derechos y visibilidad: “Es importante que nos eduquemos juntos, personas con y sin discapacidad. No hacer tanto tabú”. Con el puño en alto y su energía puesta en los Juegos, reflexionó: “Tenemos que naturalizar la discapacidad y entenderla mejor. Con educación va a ser más fácil incluir a la gente en el deporte”.

Tanto en la cancha como en la vida, Gusti sabe lo fundamental que es la perspectiva: “Si alguien no conoce la discapacidad o los barrios populares, no los va a entender nunca”. Y en el punto de quiebre, definió el partido con una de esas frases que brillan, en la esquina donde se cruzan tener una discapacidad y ser de la villa: “Las personas con discapacidad tenemos que poder desarrollarnos con libertad, pero es muy difícil si no tenés las necesidades básicas cubiertas. Si afuera de tu casa tenés un río de mierda y no podés salir, es muy complicado: hay que mejorar esas condiciones”.