Una voz dulce y potente nos empapó de calor una tarde fría en la Rodrigo Bueno, la esquinita olvidada de Puerto Madero: es la de un compañero que se hizo rapero, pero no olvida cómo es sobrevivir al hambre: “A veces no teníamos comida y nos agarrábamos los estómagos para irnos a dormir”. G-Sony contó sus inicios en los subtes, donde se la pasaba cantando, y sentía lo mismo que cualquiera de nosotros: “Había personas que se motivaban con lo que hacía, y otras que me miraban como si les estuviera robando”. Hablamos cinco horas de música, desigualdad, animé, tatuajes y lo que significan los estereotipos para él: “La ropa es un limitante muy importante en una sociedad tan cruel”. Y a medida que avanzaba la tarde, florecía un mensaje fundamental: “El mundo se rige por lo superficial; todo sería diferente si fuera rubio y con el abdomen marcado”.
Como frecuentó los comedores para lidiar con el hambre, le contamos sobre nuestras compañeras esenciales: “Yo le mando todo el amor a las trabajadoras comunitarias, a las que ponen el pecho y las ganas: son invaluables”. Y demostró una vez más por qué es un artista sensible: “Las ideas más grandes salen de las plumas más humildes”. Charlamos también sobre lo terrible del invierno, agravado por la falta de gas y electricidad: «La solidaridad es súper importante porque es el barrio ayudando al barrio; también es clave que haya políticas reales para que nadie pase frío y tenga cubiertas las necesidades básicas». G-Sony fue el primer invitado en el ciclo de entrevistas #DeMúsicaVillera, que inauguramos ayer en nuestro canal de YouTube. Así, nos regaló sonrisas y dejó en claro su mensaje, siempre sencillo, directo y efectivo: “El éxito de un artista nunca es individual, siempre es colectivo”.