Inauguramos la ilusión de todo un barrio, tejida durante una década entre ladrillos y abrazos, porque creemos que la dignidad es a prueba de balas, y estamos hartos de ver morir a los pibes de la villa. En la mirada de cada uno brillan los recuerdos de Luisito, uno de los tantos pibitos que se llevó la represión. Y como el deporte es educación, levantamos un refugio gigante, para seguir mirando hacia delante, construyendo el futuro con memoria y solidaridad.
Ya abrimos las puertas del Polideportivo Diego Armando Maradona, para toda la comunidad.