En 2007 no podíamos pagar un alquiler: se cerraron empresas y mucha gente se quedó sin trabajo. La Municipalidad de Río Gallegos, Santa Cruz, no daba respuestas a las familias que estábamos en la calle. Las mujeres salíamos a golpear puertas para reclamar una vivienda digna. Así nació el barrio Madres a la Lucha, un 29 de diciembre inolvidable, bajo un nombre que hace honor a la organización.
Las familias comenzamos a construir en barrio Marina. Al ver que allí había poco lugar, seguimos edificando en las tierras linderas al Vaciadero Municipal. Verónica Condorí hace memoria y recuerda el camino que recorrió: «Cuando llegué acá, hace 14 años, estaba embarazada. Por querer levantar un techo con mi esposo, me caí y perdí a mi primer bebé. En ese momento éramos alrededor de 50 familias, y hoy somos más de 600. El barrio no para de crecer porque los alquileres son inaccesibles y priorizamos alimentar a los chicos».
El gobierno municipal jamás nos dio respuestas concretas a la urgente necesidad habitacional. «Todas las familias habíamos presentado una solicitud de terreno a la Municipalidad. Yo les expuse el estado de precariedad en que vivíamos, y sólo nos hicieron una carpeta con el ‘título de emergencia’. En octubre del 2007, el municipio se había comprometido a que en marzo o abril del año siguiente nos daría una respuesta», rememora Julia Mariel Ríos, una de las madres movilizadas para encontrar una solución.
La lucha fue larga y Julia sabe que aún no termina: «En 2008 empezamos a marchar en reclamo de las tierras y recién logramos su reconocimiento en 2017. Pero pasaron 14 años y todavía no tenemos luz, redes de gas natural ni cloacas”. Nuestra asamblea poderosa arrancó entre copas de leche y una olla popular que hoy alimenta a más de 400 personas por semana. “Hace cuatro años estamos construyendo una plaza para las y los pibes, que tiene árboles y una canchita de fútbol, todo gracias a la autogestión».
Vamos a seguir luchando,
¡hasta la urbanización! 
