19 septiembre, 2021
, Gatillo Fácil

SIN JUICIO NO HAY CONSUELO

El 19 de septiembre de 2015 en pleno medio día, en la intersección de las calles Colón y Sagrada Familia de la ciudad de Córdoba, Rodrigo Sanchez de 17 años, fue asesinado de 5 disparos por la espalda, por el policía Lucas Gastón Carranza. En 2017 la fiscalía pidió su sobreseimiento, alegando legítima defensa. Al mes siguiente, el mismo uniformado fue detenido por robar una campera en un local comercial. Sin motivo que lo justifique, aún no se le realizó el juicio correspondiente por el asesinato de Rodrigo.

A 6 años, hoy lo seguimos recordando en un grito que se replica en cada barriada. Gabriela Sanso, su mamá, nos cuenta un poco de su lucha incansable, que no termina porque la justicia aún no llega.

-Esta semana presentas una denuncia en la Fiscalía General de la provincia de Córdoba a cargo del Dr. Juan Manuel Delgado, ante la “demora injustificada” en la investigación por parte de la Fiscalía de Instrucción del Distrito IV, Turno 6, Dra Jorgelina Gutiez. ¿Cómo está la causa actualmente?
-Está frenada, la reconstrucción del hecho la pedimos hace 3 años y llegó hace pocas semanas. Según esta reconstrucción y la autopsia, es claro que no hubo intercambio de disparos, pero más allá de eso no hubo avances en la causa. Mi abogada se dirige a la ayudante fiscal ya que la fiscal, Jorgelina Gutiez, no la recibe directamente. Con esto de la pandemia no pude ir más a tribunales.

-¿Qué esperás que ocurra con la causa?
-Tengo fe de que vamos a ir a juicio. No tengo fe de una condena ejemplar, pero sí que vamos a llegar a juicio. Nadie me va a devolver a Rodrigo, pero merezco cerrar una etapa. Espero tener al responsable sentado en un banquillo. Carranza cometió un delito y debe ser juzgado por ello.

-En agosto se llevó a cabo la séptima Marcha Nacional contra el Gatillo Fácil. ¿Cómo la viviste vos, como madre?
-Me gusta organizar la marcha, me gusta participar en la Marcha de la Gorra, me gusta armar un figurón, juntarme con las madres cuando podemos, reímos, lloramos, nos divertimos, recordamos. Es muy fuerte el vínculo que se armó con ellas, porque con lo que me pasó, pensé que estaba sola, pero me tocó cruzarme con mucha gente que está en la misma situación que yo y nunca me siento sola. Nunca antes había tomado conciencia de la cantidad de casos, porque en aquellos años mi vida era mi trabajo, mi casa, el colegio, fútbol y danza. Esa era mi vida, hasta que me pasó esto y empecé a ver que no era la única. Nunca me voy a olvidar cuando mi hermana Romina me sentó y me dijo «hay que buscar un abogado, esto es un caso de gatillo fácil». Esa fue la primera vez que tomé conciencia de lo que había pasado.

-Antes del asesinato de Rodrigo, ¿Vos y tu familia sufrieron violencia policial?
-La violencia policial ya lo venía viviendo hace rato, nosotros somos nacidas y criadas en Güemes, siempre hostigadas, perseguidas por la décima. Uno de mis sobrinos dejó de estudiar porque apenas salía de mi casa lo paraban y no lo dejaban llegar a la escuela. Otra vez, él estaba cerca de un robo y lo identificaron cómo Sánchez, le adjudicaron el robo y estuvo preso 6 meses en Bouwer. A mi otro sobrino le sacaron la moto cuando vieron que era pariente de Rodrigo…

-¿Crees que la represión policial se incrementó en estos últimos años?
-Totalmente, con esta pandemia militarizaron los barrios, ni hablar en tiempos de cuarentena que estaba lleno de gendarmes por todos lados.

-¿Cómo te sentís ahora y cómo sigue tu vida?
-Estoy cansada de todo esto pero no voy a bajar los brazos. Necesito cerrar una etapa para poder seguir viviendo. A Rodrigo siempre lo llevo en mi corazón y lo recuerdo en todos los momentos de mi vida. Por suerte no estoy sóla, tengo a Romina, que me acompaña en la lucha por justicia para mi hijo. Mi meta es poder visibilizar esta problemática.

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