4 septiembre, 2021
, DÍA DEL INMIGRANTE

UN GRITO QUE ATRAVIESA FRONTERAS

Día del Inmigrante

Para encontrar una salida, para vislumbrar otra alternativa, un día llegamos. Cruzando fronteras culturales, atravesando estigmas sociales, dejamos nuestra tierra natal para unirnos a la misma búsqueda incansable: una vida digna. Sin laburo, sin acceso a la educación, muchas familias latinoamericanas elegimos reconstruir nuestros lazos en distintos horizontes. En el Día del Inmigrante, se escuchan las diferentes tonadas: gargantas plurinacionales de nuestras barriadas.

«Quería independizarme, y para una persona de mi edad era muy difícil conseguir un oficio en mi tierra. Vivía una situación de violencia con mi ex pareja y no aguanté más: agarré a mis dos hijos y me vine desde Paraguay. Por suerte, hoy trabajo en el área de limpieza, en Barracas, con gente muy buena y cálida. Si bien falta mucho para lograr la igualdad de derechos, creo que el acceso a una vivienda digna es casi imposible hasta para los argentinos», Mirtha Gertrudis Garcete, 57 años, Fátima.

«Estoy desde el 2009 en Argentina, decidí venir para estudiar en una universidad, porque en Perú no suele alcanzar el sueldo para poder pagar los estudios, no tenía la posibilidad de costear una carrera allá. Gracias a la educación pública, aquí estudio Diseño Gráfico y me dedico a trabajos de costura. Además, en este barrio me siento cómoda porque, junto a mi familia, podemos mantener viva la tradición de mi país. En las fechas patrias de Perú, nos juntamos a cocinar y festejar», Marilú Paredes Álvarez, 33 años, Rodrigo Bueno.

«Mi marido y mi hijo mayor son músicos, ambos tocan polka paraguaya. Con ellos mantenemos viva nuestra cultura a través de la música y del guaraní, nuestra lengua materna, la cual hablamos constantemente en casa. Llegué a Argentina en el año 2007, y al principio me costó adaptarme. Me fue difícil encontrar trabajo, porque me pedían referencias que no tenía, pero principalmente porque tenía un documento con otra nacionalidad. Finalmente pude superarlo, y me terminé adaptando bien al país», Norma Martínez Verdún, 34 años, Villa 21-24.

«Cuando llegamos con mi mamá y mis hermanos en el año 2014, yo tenía 14 años. Viajamos desde Bolivia por problemas económicos, y acá pudimos salir adelante. En la escuela no me costó demasiado adaptarme, aunque sufrí discriminación. Con el tiempo, entendí que eso es producto del miedo a una cultura diferente. En el Día de la Pachamama, en Carnaval y otros días festivos, celebramos y recordamos nuestras raíces. Hoy, Argentina es mi casa», Yolanda Aranda Mino, 25 años, Rodrigo Bueno.