Un 30 de octubre nació para siempre el faro de nuestros potreros, el futbolista de todos los tiempos. Uno que nos trajo la copa del mundo gracias a sus piernas, su mano y su corazón. El que supo ser barrilete cósmico de millones de personas, siempre poniéndole el pecho. Ese que irrumpía contra el cinismo, respondiendo a tantas operetas de cualquier periodismo. Directo al ángulo, de Fiorito para el mundo, brindando goles, alegría y orgullo, de ese que se siembra en cada barrio popular. ¿Cómo no lo vamos a extrañar? La sangre de todas las villas en una sola persona.
Que los cumplas feliz, Diego Armando Maradona.