Esta vez, por fin, se hizo justicia. Ayer, los agentes Mauro Gabriel Díaz Cáceres y Nicolás González Montes de Oca fueron condenados a prisión perpetua por el asesinato de Facundo Ferreira. Luego de tres años, su familia recuperó un hilito de esperanza y reivindicó la sentencia de los acusados por ser coautores responsables del delito de homicidio, agravado por el ejercicio abusivo de la función de miembros de las Fuerzas de Seguridad.
Cuando lo asesinaron, el 8 de marzo de 2018, Facu tenía apenas 12 años. Hoy, la lucha de su familia y las organizaciones sociales de Tucumán, abrazamos la verdad que salió a la luz, y compartimos el grito que suelta la voz quebrada de su mamá Romina: «Estamos conformes con la sentencia. Espero que el gobierno provincial y todos los que hablaron mal de nuestro hijo, se retracten. Somos trabajadoras humildes, de buen corazón. Facundo era un niño y fue asesinado por gatillo fácil».
El recuerdo de Facu hoy se resignifica; la lucha también. Mercedes, la abuela que nunca bajó los brazos a pesar de tantas mentiras y amedrentamientos, sigue de pie, llena de dignidad y memoria: «Yo quiero decirle al ministro de Seguridad, Claudio Maley, que tenga un poquito de respeto y pida perdón por la panadería que me ofreció para que yo levantara la denuncia. Facu no vale una panadería».
Esta condena no devolverá a Facu, pero es un horizonte de Justicia y Verdad para otras familias que todavía exigen respuestas por los pibes que mata el Estado con absoluta impunidad.