* Por Marisabel Bauer, madre de Michel Campero, asesinado por la Policía de la Provincia de Santa Fe el 6 de enero de 2014.
Michel era fanático de Newell’s y le encantaba ir a la cancha. Cuando llegaba a mi casa después de trabajar, se me tiraba encima, me abrazaba y quería sacarse fotos. Un día se acercó y me dijo: “Mamá, cuando nos acomodemos un poco con la plata, quiero que pongamos un comedor acá en casa, para que los pibes de Villa Cerámica tengan un lugar donde tomar la leche y comer un pedazo de torta”. Ese era su sueño, y ojalá en este juicio, que arrancó el último miércoles, les den perpetua a los asesinos de mi hijo, para que pueda descansar en paz, y yo algún día poder poner el comedor con su nombre que él tanto quería.
La noche del 6 de enero, el comisario Omar Guillermo Dal Lago y su hijo Omar Jesús Dal Lago asesinaron a Michel como si fuese un perro. Ya son casi ocho años desde ese día que me dijo “mamá, ahora vuelvo a cenar” y no volvió. Lo empecé a buscar pero nunca me imaginé esto, nunca creí no tenerlo más a mi lado. A Michel lo ejecutaron por la espalda después de perseguirlo y quisieron hacer pasar la escena como un enfrentamiento. A mis 21 años perdí a mi esposo y crié a mis hijos sola, con la ayuda de mi mamá, que un tiempo después falleció. En 2009, ya había perdido a mi primer hijo, Josué, en un accidente de moto; estuvo tres días en terapia y falleció, pero nunca pensé que iba a perder también a Michel. Hace 7 años y 10 meses que mi vida cambió completamente, que no lo tengo a mi negrito y esto quedó evidenciado en mi salud, sin embargo voy a seguir luchando por él.
Jamás me imaginé tener que declarar en una causa contra policías porque me mataron a un hijo, pero junto con mis abogados Ricardo Lamas y Valentín Hereñú, venimos peleándola hace ya muchos años para llegar a este momento, necesito que de una vez se termine todo. Tampoco me imaginé saliendo a las calles a marchar y tener que levantarme todos los días intentando sacar un poco más de fuerzas, pero desde aquella noche me preparé mentalmente porque sabía que peleaba contra un monstruo enorme. Lo reconfortante es saber que esta lucha no es solo mía, es también de mis compañeros y de todos los familiares víctimas de Gatillo Fácil, con los que siempre nos llenamos de fuerzas, con quienes compartimos la justicia y la injusticia. Por eso espero que este 2021 sea el año que Michel pueda descansar en paz.