La lluvia en Los Álamos, trae sabor amargo… Tiene gusto a desesperación e injusticia. Reminiscencias de una muerte que era evitable y por eso duele tanto. Porque la desidia, la pobreza, el desinterés y el estar fuera del sistema nos atravesó como nunca.
El 12 de noviembre del 2018, Tobías Valdez, de tan sólo 8 meses, fue una víctima fatal en una de las tantas inundaciones que azotan a nuestro barrio. El agua alcanzó 30 centímetros dentro de su casa y se ahogó. Su propio hogar, ese lugar de protección y acogimiento, se convirtió en un peligro mortal. Su familia intentó por todos los medios posibles reanimarlo y buscar ayuda de ambulancias y policías. Nadie llegó a tiempo. Así nos sentimos cuando nos siguen ignorando, después de tantos reclamos sin respuestas, de ir hasta el municipio, presentar notas en delegaciones, solicitar reuniones, entregar cartas, juntar firmas y no ser escuchados por las autoridades en este y otros tantos casos de violencia que vivimos a diario.
El Estado falló. A Tobías y a su familia, a toda una comunidad. Esta problemática no es de hoy, ni de ayer, hace más de 20 años que existe y se cobra pérdidas materiales y humanas. ¿Hasta cuándo? Tobías debe ser un punto final. La vida no se repone, pero el mejor pedido de justicia debe ser recordar para no repetir, hacer para no lamentar, involucrarnos para no caer en la indiferencia.
Necesitamos que este aniversario de su muerte no sea uno más, sino que marque precedente, que abra camino, que nuestras pibas no se sientan desprotegidas ni nuestros pibes desamparados.
Por Tobías seguimos luchando,
hasta que nuestros derechos no sean vulnerados.