Si alguien cree que debemos vivir sin autonomía, si el estigma sobre la diferencia se reproduce todavía, si los trámites de pensiones para discapacidad están llenos de burocracia, si los medios de incomunicación nos asocian con la lástima o la desgracia, si en el 16,3% de nuestros hogares vive al menos una persona con discapacidad, si las calles embarradas nos impiden la movilidad, si no podemos transitar por el mal estado de las veredas y si por los pasillos de la villa no pasa nuestra silla de ruedas, en el Día Internacional de las Personas con discapacidad, nuestra demanda es bastante previsible.
Sin urbanización,
no hay inclusión posible.