¿Cómo se hace para ser periodista en México, un territorio dominado por el crimen organizado y la impunidad? Esta pregunta la podrían haber respondido Lourdes Maldonado, Margarito Martínez Esquivel y José Luis Gamboa Arenas, periodistas asesinados en lo poco que va de 2022.
Lourdes Maldonado, que había sido reportera de Televisa, fue acribillada a tiros el domingo 23 de enero, en Tijuana. Estaba inscripta en el Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de los Derechos Humanos del estado desde 2021 y tenía un litigio con el ex gobernador Jaime Bonilla, del oficialista Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), por despido injustificado en una de sus empresas. En 2019, Lourdes le había dicho al presidente Andrés Manuel López Obrador que temía por su vida.
Margarito Martínez Esquivel era fotoperiodista y fue asesinado a balazos el lunes 17 de enero cuando salía de su casa, también en Tijuana. Había solicitado el Protocolo de Actuación para la Protección de los Derechos de las Personas que Ejercen el Periodismo, tras ser acusado por el ex policía Ángel Peña de publicar imágenes de criminales locales. Peña fue detenido el miércoles 19 como presunto partícipe del homicidio.
José Luis Gamboa Arenas, director del diario digital Inforegio, falleció el sábado 15 de enero después de haber sido atacado a puñaladas durante un presunto asalto en Veracruz, donde 29 periodistas fueron asesinados en los últimos 15 años. Poco tiempo antes había denunciado en sus redes sociales la relación entre autoridades de la ciudad y el crimen organizado.
Los datos hablan por sí solos: en 2021 nueve periodistas fueron asesinados. El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), que desde 1992 lleva un conteo, detalla 138 asesinatos de periodistas en México desde ese año. Más del 90% de los homicidios continúan impunes.
Desde hace tres décadas, México se convirtió en un territorio letal para comunicadores. El espiral de violencia fue amparado por distintos gobiernos que, en muchas ocasiones, culparon a las víctimas por relacionarse con cárteles.
La libertad de expresión de México forma parte del grito latinoamericano. Las voces del pueblo jamás serán silenciadas.
