En la provincia de Córdoba, el COVID-19 nos sigue acechando, y si bien la campaña de vacunación trajo una mejora en los niveles de pacientes en terapia intensiva, los profesionales de la salud trabajan en condiciones precarias, sin recursos, con poco personal, y los centros de testeo están colapsados.
En toda la ciudad de Río Cuarto hay un solo centro de vacunación, que queda entre 3 y 6 km de nuestro barrio Alberdi. Y hay tres centros de testeo que, con la escalada de casos, están cada vez más colapsados. En Parque Andino, el centro de atención también se encuentra a 3 km., y se formaron filas de más de 10 cuadras; el lunes y el miércoles pasado tuvieron que dejar de testear antes de tiempo por falta de insumos.
En la ciudad de Córdoba sucede lo mismo: hay que esperar más de cinco horas para hisoparse, faltan insumos en los centros de testeo, y algunos días tienen que cerrar antes de horario. Hay más: en la mayoría de los lugares, al menos, un tercio de profesionales están aislados por la cantidad de contagios masivos. En vez de contratar más personal, se los sobrecarga con más horas de trabajo, cuando su salario ni siquiera alcanza la canasta básica.
De la asistencia alimentaria para las personas aisladas, ni noticia: cuando llamamos al 0800 del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) no obtenemos ninguna respuesta. En el barrio Yapeyú de la ciudad de Córdoba, en un complejo que abarca 3 manzanas, el servicio de agua no está regularizado, y así lo detalla María Pereyra, vecina y promotora de salud del barrio: “En las últimas dos semanas venimos teniendo presión de agua muy baja, durante varias horas del día no sale nada. Si no llegamos a juntar lo poco que sale, al otro día no tenemos agua para tomar. A veces tenemos que salir a pedir agua o ir a comprar”.