Hace exactamente un siglo finalizaban dos años de huelgas patagónicas que dejaban un saldo de entre 300 y 1.500 obreros asesinados por exigir mejores condiciones laborales. Cinco años después nacía Osvaldo Bayer, intelectual con los pies en el barro y altavoz de las minorías con derechos vulnerados, quien le daría a ese episodio su nombre definitivo: “La Patagonia rebelde”. Hoy, en un nuevo aniversario de su natalicio, y con la sangre del joven mapuche Elías Garay aún chorreando en Río Negro, compartimos un fragmento de las palabras que nos regaló Osvaldo en 2017, cuando todavía buscábamos a Santiago:
“Terrible, temible, es la eterna realidad patagónica. Y admirable, entrañable, su rebelión. Como prolongación histórica de las atrocidades infringidas hacia cada pueblo originario, esos guantes blancos, esos conquistadores, esos profanadores de territorios en todos los tiempos, vuelven a impartir su violencia silenciada, su prepotencia más respetada. Aliados a los poderes económicos, lanzan desde el gobierno otro ataque feroz para neutralizar a la información y para infundir el temor en sus guerras culturales, asustados por sus contratos de tierras y ciertos mandatos constitucionales.
Y a ustedes, hermanas, hermanos mapuches, los abrazo una vez más en la misma lucha, en la misma resistencia, en la misma dignidad, esa que nació hace siglos y vale la pena reconocer, porque no sólo supo trascender, también se supo hacer valer a fuerza de conciencia, sin ejercer más violencia que los saberes organizados, frente a ejércitos de robots armados. Con esa voz, ese argumento y ese corazón que todavía se escucha, han sabido editar nuestra propia historia.
¡No abandonen la lucha!
Hasta la victoria”.