* Por Daniela Dosso, mamá de un niño abusado por su progenitor en la Ciudad de Buenos Aires. Hoy se inició el juicio para definir el caso.
Martín es el pseudónimo que elegimos para proteger la integridad de mi hijo. Tiene 8 años y fue abusado desde niño por su progenitor. El abuso intrafamiliar es crónico, y no es posible identificar una edad específica porque lo sufrió desde muy pequeño hasta que pudo hablar.
En febrero del 2021 Martín me empezó a contar lo que sucedía e hice la denuncia. Ya había recurrido a la Justicia en agosto del 2020 para denunciarlo por poner en riesgo al niño, porque había situaciones de negligencia y malos tratos; por ejemplo, dos quebraduras en visitas parentales. La denuncia que hice en el 2020 quedó en manos de la defensora Carolina Paladini y la jueza Marcela Somer, del Juzgado de Familia N° 25 de la Ciudad de Buenos Aires, pero no llegaron a evaluar la situación de riesgo de Martín por el retraso laboral producto de la pandemia.
Una vez que mi hijo ya había revelado todo, dijo en una entrevista “yo de esto no voy a hablar” y se escondió debajo de un sillón. Es el período de retractación, en el cual la psiquis está muy frágil, y había que esperarlo. ¿Qué hicieron los psicólogos del Ministerio Público Tutelar de CABA? Lo mandaron de todas formas a Cámara Gesell. Gracias a las abogadas pudimos evitarlo, porque Martín no estaba preparado. Luego, la perito María Fernanda Matera dijo en su informe psicológico que Martín no había podido hablar, pero que si en el futuro lo hacía, su relato podía estar “contaminado” por intervenciones de su madre, su terapeuta o su pediatra, que afectaran el recuerdo original; vulnerando así el derecho del niño a ser oído.
La pericia física fue lo más fuerte porque yo no sabía que el abuso había llegado a tanto. En mayo del año pasado me contacté con Red Viva, una ONG que trabaja en abusos, y me derivaron a una pediatra del Hospital del Niño de San Justo, que determinó que en la zona anal de Martín se observaban indicadores de abuso. Mi hijo, además, le contó a la médica que lo había lastimado su papá, y dijo su nombre. Ella lo escribió en la historia clínica.
En agosto pidieron un nuevo examen físico. Las y los médicos y perito del Cuerpo Médico Forense dijeron que no había nada, cuando mi perito había visto cuatro indicadores certeros de abuso sexual, y sacaron fotos de muy mala calidad. Como si esto fuera poco, en el mismo mes, la abogada del padre, Elsa González, pidió su sobreseimiento y la revinculación con mi hijo. Tengo enfrente a un pedófilo amparado por una agrupación antiderechos como la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos (APADESHI), que históricamente ha defendido abusadores.
En septiembre, realizamos fotos de calidad en las que la prueba de las lesiones físicas quedó objetivada, y se las enviamos a otra médica, que afirmó que eran una prueba contundente. Pero el juez no la citó a declarar, ni a ella ni a la médica anterior. Encima, el progenitor le pidió al juez que yo pase de ser denunciante a imputada, insinuando que los abusos podían provenir de mi persona. En diciembre dictaron el sobreseimiento del abusador y apelamos esa decisión.
Hoy, los jueces Alberto Seijas, Julio Marcelo Lucini e Ignacio Rodríguez Varela comenzó a decidir si sobreseen al imputado y si desestiman la denuncia contra mí. Martín es un niño afectuoso, que está bien, con ganas de jugar. Por él, yo no voy a claudicar. Acá lo que hay es encubrimiento judicial: voy a seguir hasta que se reconstruya la verdad y se haga justicia.