2 abril, 2022
, MALVINAS

VIVIR SOBREVIVIENDO

Cuando se te venga a la cabeza el gobierno de Inglaterra, el infierno de la guerra, la soledad de los caídos, la crueldad de los distraídos, el dolor de los veteranos o el valor de los Derechos Humanos, recordá esos nombres que te estuvieron escondiendo: todos ellos viven sobreviviendo.

Como muchos, Bernardo Quetglas fue a la guerra sin preparación. “Disparé una vez y mi fusil se rompió: de cada diez, andaba uno”.
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Entre tantos sufrimientos, Juan de la Cruz Martins padeció desnutrición en Malvinas: partió con 62 kilos, y volvió con 29.
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Cada vez que busca trabajo, Manuel Alfaro sufre: “Si decís que sos ex combatiente nadie te toma. La guerra me arruinó la vida”.
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Elbio Monzón aguantó 10 días en una balsa, a caramelos y agua: “Nunca pensé en el suicidio, pero sobrevivir fue una lucha”.
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Rodolfo Caminos, director del documental No somos héroes, sobrevivió a las dos tragedias, “a los militares argentinos y a la guerra”.
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Tras la guerra, Juan Martin inició un tratamiento psiquiátrico, porque perdió la noción del tiempo: “Quería visitar a mis amigos muertos”.
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Durante la guerra, Jorge Jiménez tenía un lema: “Vos cuidá mi espalda, y yo la tuya”. Luego, la espalda se la dio la sociedad.
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A la hora de organizar los misiles, Miguel Giorgio se encontró con una sorpresa: las instrucciones estaban en inglés, francés y árabe.
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Antes de ir a Malvinas, Jorge Tedesco estudiaba música. Tras ver morir a sus hermanos, ya no pudo mantener los compases.
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Héroe y víctima de Malvinas, Martín San Miguel reconoce que tuvo miedo. “El que diga que no lo tuvo, es un robot”.
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Al regresar de Malvinas, José Carrizo no quiso que su hijo lo viera de la nada: tenía mil cicatrices y “la cabeza destrozada”.
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Roberto Rada reniega del mote de héroe. “Héroes son los que murieron. Yo volví. Yo perdí. Y en vez de alegría, traje tristeza”.
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El día del hundimiento del Belgrano, Roberto Grill llegó tarde a su puesto de guardia. Sólo por eso, hoy está vivo.
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De los golpes de la guerra, para Marcos Giménez el peor fue volver, con las ventanas cerradas, como si los quisieran esconder.