Para ninguna marquesina,
nos reunimos con Cristina,
por los salarios de las cocineras,
por los barrios sobre las banderas,
por los techos que aún soñamos…
Y por toda esa ampliación de derechos que valoramos,
tanto como gritamos todo lo que siempre cuestionamos.
No faltan fotos, ni declaraciones,
ni rosca de roscas para las elecciones,
ni posicionar a una orga sobre las otras:
hace falta encontrarnos para no interpretarnos,
porque los intérpretes nos quieren hechos mierda,
a ella, a ustedes y a todos del medio pa’ la izquierda.
¡Y no! No somos ni seremos un movimiento partidario, somos un entretejido comunitario extendido desde la base, pase lo que pase, en Argentina y toda América Latina. Ni otra lista, ni lo más purista, ni lo menos sectario…
Somos esto, una fuerza de barrio,
con cualquier gobierno, en cualquier escenario,
que intenta visibilizar, autogestionar y traccionar,
¡porque sin políticas públicas, nada puede cambiar!
Por eso, hace dos años no dudamos: caímos a Olivos por primera vez, cuando la pandemia desnudaba este reino del revés. Ni por obedientes, ni por alineados, porque nuestras redes de cuidados abrían puertas en la desesperación, entre las venas abiertas de la televisión. Y sí, decidimos ir a decir todo lo que debíamos decir, frente al Presidente y un abanico de funcionarios que nos escucharon. Pero no activaron. Pasaron 2 años de aquella coartada que terminó en la nada o en los noticieros, mientras el narcotráfico se comió barrios enteros y los comedores comunitarios siguieron acumulando honores sin salarios…
Pasó de todo y nada ha pasado,
entonces, ¿denostamos al Estado?
Ahí, la trampa de muerte, ¡necesitamos un Estado más fuerte! Que no se parece a ese que vemos ahí, ni a sus datos, ni a los mandatos del FMI, ni al cinismo del macrismo, ni a su ley, ni a los sketchs de Milei. ¿Hacemos memes para mofarnos? ¿O empezamos a encontrarnos? Hay mucho por discutir, pero nada puede inhibir la necesidad de construir canales transversales, respuestas estructurales, diques anticoloniales y una fuerza social capaz de traer al salario universal, bajo las eternas banderas de Evita y el Che…
Donde sea y como sea,
nos van a encontrar de pie.