Mañana se cumplen 20 años desde que Darío y Maxi se volvieron emblema, y la memoria todavía nos quema, pero repasando esas imágenes macabras, teníamos un problema: se nos atragantaban las palabras. Por suerte apareció Zito Lema, y convirtió tanto dolor, tanta bronca, tanta asfixia, en un poema.
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