Más de siete mil días pasaron desde aquel 26 de junio del 2002, donde la represión causó dos nuevas muertes. Quedó claro que no fue la crisis sino las balas policiales las que asesinaron a Darío Santillán y Maximiliano Kosteki.
Mientras tanto, lejos del fuego que se enciende cada junio para conmemorar su lucha, en los pasillos fríos de Comodoro Py sigue abierta la causa que investiga las responsabilidades políticas de los asesinatos de Darío y Maxi.
Hasta ahora los únicos condenados a prisión perpetua son los ex policías de la bonaerense, Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta. El único lugar para represores y asesinos, es la cárcel. Junto a familiares, exigimos que no se los deje en libertad.
¡Maxi y Darío, presentes! ¡Ahora y siempre!