Desde cada rincón de la Patria grande recordamos a René Favaloro, símbolo de la medicina transgresora y popular en todo el mundo. A 22 años de aquel triste día en el que decidió apagar su corazón, las realidades de nuestros barrios continúan atravesadas por la desidia estatal que, tantas veces, él denuncio y nunca lo escucharon.
En Fátima, CABA, un vecino falleció a fines de junio pasado esperando una ambulancia del SAME tras sufrir una descompensación. En Zavaleta, por su parte, las ambulancias no entran.
Otra problemática grave se da en Mendoza: En el hospital El Sauce de Guaymallén, solo se atienden emergencias desde hace días porque al personal de salud no le quedó otra que hacer paro, y en San Rafael, los medicamentos registraron un aumento del 75% en lo que va del año.
La precariedad tampoco está ausente en el barrio Rio Paraná de la ciudad de Corrientes, donde su centro médico no cuenta con ginecología hace 30 días, no hay pediatría desde que comenzó el año y sólo hay un médico general para todos los consultorios.
En este contexto tan complejo seguimos articulando desde las postas sanitarias barriales avanzando en el camino trazado por René Favaloro y, cómo él, creemos en la idea de que «toda realidad futura se eleva en cimientos de ideales y utopías».