Siempre me pregunto cómo se imaginará la marginalidad el resto de la sociedad. Yo creo haberla experimentado toda mi vida. Escrito por Diego Mora, referente del Observatorio Villero de La Poderosa.
Imagino, por ejemplo, que el resto de la sociedad sabe que vivir en un barrio popular es salir de casa y toparse con un pasillo que en días de lluvia se inunda hasta el tope y se vuelve imposible de atravesar. ¿Cómo hacemos para llegar a la escuela? ¿Cómo hacemos para ir a trabajar?
Imagino que el resto de la sociedad sabe lo que es acopiar velas, porque cuando se acerca el invierno no hay tendido eléctrico que aguante. Y ni se te ocurra dejar todo enchufado… ¡Qué peligro los cables pelados!
Imagino que saben lo que se siente, ante la falta de plata, tener que acercarte a un comedor para alimentar a tus hijes, y que la organización del barrio te abrace con el calor afectuoso de una olla popular. ¿Hace falta comprar una mochila o un guardapolvo? ¡No se diga más! Uno o dos meses en el comedor juntando el dinero para que la vuelta a clases sea toda una realidad. ¿Será que también eso es la economía popular?
Imagino que también saben lo que es cambiar un curriculum para que no aparezca la dirección de una villa, porque si de conseguir trabajo se trata, con esa procedencia nadie te va a contratar. ¿Semanas o meses sin conseguir una changa? ¡Rápido! ¡A vender comida por el barrio o a feriar o a encarar cualquier estrategia que te dé para morfar!
Imagino que, para el resto de la sociedad, debe estar clarísimo cómo se reacciona ante una emergencia cuando las ambulancias no quieren pasar al barrio popular. ¿Hacia dónde salir corriendo? ¿A qué vecina llamar?
Imagino que saben también que en las villas, cuando se menciona el término «Estado», la mayoría lo asocia con el más violento de sus costados… Las fuerzas de in-seguridad, con zonas liberadas y montañas de arbitrariedad.
Imagino que el resto de la sociedad sabe de qué se trata construir una identidad villera, no entendernos como marginales sino como marginades. Imagino que el resto de la sociedad conoce bien todas estas cosas importantes de las que hablamos.