20 septiembre, 2022
, Justicia

YO NO FUI: DEL ENCIERRO A LA LIBERTAD

Yo no fui es un colectivo conformado por personas que estuvieron privadas de su libertad, que hoy se encuentran en arresto domiciliario o en régimen de salidas transitorias. Funciona desde hace 20 años y brinda talleres artísticos, de comunicación y de oficios a más de 150 personas en las unidades penales de José León Suárez, Ezeiza y Los Hornos.

Liliana Cabrera es integrante del colectivo y aclara las dimensiones de este enorme proyecto: “Somos un colectivo editorial que está constituido como cooperativa de trabajo y tenemos un espacio audiovisual. También hay ramas de serigrafía, textil, encuadernación y estética y cuidado corporal. Además de las personas privadas de la libertad, participan compañeras y compañeros que transitaron otras experiencias de vulneraciones de derechos”.

La provincia de Buenos Aires tiene la tasa de encarcelamiento más alta del país: en diciembre de 2021 existieron 306 detenidos por cada 100.000 habitantes. Liliana señala que reforzar las medidas de encierro no ataca el problema de raíz: “Hay palabras que se erigen desde afuera para referirse a la cárcel, como rehabilitación, readaptación o resocialización. Esos conceptos parecieran afirmar que las cárceles no son parte de la sociedad. Se plantea como una especie de solución para los conflictos sociales, pero son centros de tortura”.

En Argentina, el 45% de las personas privadas de la libertad no tiene condena firme: hoy existe un 113% de sobrepoblación en cárceles y alcaidías.

Ante la falta de efectividad de estos dispositivos, Yo No Fui denuncia que el Estado está llevando adelante un Plan de Infraestructura Penitenciaria que sumaría capacidad edilicia para más de 12.000 personas en la provincia de Buenos Aires. El convenio implica 18 mil millones de pesos destinados a construir instituciones carcelarias: «Esa partida de dinero podría ser aplicada al acceso de salud o a planes de viviendas. Podría mejorar la vida de las personas que aún no llegaron a la cárcel y también de quienes salieron, que necesitan oportunidades laborales», concluye Liliana.