Noelia Sosa tenía 30 años, dos hijos y vivía en Trancas, Tucumán. El domingo fue a la Comisaría a radicar una denuncia de género contra su pareja, Sebastián Balagno. La respuesta de la policía fue que no podían tomársela porque no estaba el oficial de guardia. Noelia les dijo que tenía miedo de lo que le pudiera pasar. Ese mismo día, sin poder hacerla y sin que nadie le diera respuestas institucionales, volvió a su casa y se suicidó.
Carla López es prima de Noelia Sosa y cuenta la sensación de la familia: “Estamos con un dolor muy grande, con bronca y no encontramos respuestas. Queremos que se haga Justicia. La policía acá no está formada para nada en cuestiones de géneros. Hubo responsables porque ella fue a hacer una denuncia por violencia y no la quisieron tomar. Su pareja venía ejerciendo violencia, ella dijo que le había pegado muy feo. El agresor es igual de responsable que los policías por esta pérdida”.
El gobierno provincial tomó la decisión de remover a la cúpula de la Comisaría de Trancas después del caso. Carla apunta sobre el poder del agresor, Sebastián Balagno: “Él es productor ganadero de la zona, tiene muchísima plata, si quiere puede comprar fiscales y policías. Por eso nuestra duda sobre el accionar de la policía, que actuó mal desde el primer momento. A mi prima no le hicieron la autopsia en el momento, a pesar de que tenía golpes visibles en la cara. No quedamos conformes con las respuestas que nos dieron”.
Por Noelia y por todas, gritamos que debe terminarse la inacción estatal frente a la violencia de género. ¡Ya dijimos ni una menos!