Lula es nuevamente presidente de Brasil. Con el 50.9% de los votos, venció a Jair Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones de ese país, y se prepara para asumir el gobierno por tercera vez.
Tras años de gobiernos de derechas y ultraderechas que hicieron sufrir a América Latina, nuestras comunidades populares y faveladas vuelven a ver una luz de esperanza con Lula, que consolida la posibilidad de iniciar una nueva época, más feliz.
Con el apoyo de los más empobrecidos, la población negra, las minorías, los sin techo, las comunidades LGTBQ+, los perseguidos políticos y los desempleados, Lula repitió el éxito de la primera vuelta electoral y ganó la elección de Brasil.
El candidato del PT Brasil se supo sobreponer al lawfare y a la cárcel. Pero, especialmente, a Bolsonaro, que lo quiso destruir haciendo lo posible por inhabilitarlo políticamente y generando muchas fake news en su contra.
Incluso, en los días previos a la segunda vuelta electoral se produjeron hechos violentos contra seguidores de Lula, donde la diputada bolsonarista Carla Zambelli, amenazó a votantes de Lula con un arma; y hoy en el Nordeste, la región más empobrecida del país, la Policía instaló retenes para intentar que los votantes no asistan a las urnas.
Con alegría y militancia, desde todas las barriadas de América Latina acompañamos con esperanza el inicio de una nueva época en nuestro hermano país de Brasil, sin violencia, sin discursos de odio promovidos por el Estado; con mayor igualdad y justicia para las y los brasileños.
Los desafíos del gobierno de Lula para cumplir con la voluntad de aquellos que lo votaron son enormes. Esperamos que pueda mejorar las condiciones de vida de las y los brasileños, especialmente aquellos que habitan las favelas, donde la violencia ha dejado entre mayo de 2021 y el mismo mes de 2022, 182 personas muertas sólo en 40 operativos policiales en Río de Janeiro, según un estudio realizado por la Universidad Estatal Fluminense.
