El domingo pasado, Chicha, un niño de ocho años, fue aplastado por un camión de residuos en el Volcadero y perdió la vida. El Volcadero es un basural que recibe los desechos de toda la ciudad de Paraná en Entre Ríos y es también la principal fuente de trabajo para más de 300 vecinas y vecinos del barrio San Martín, y de los barrios cercanos, que acuden al lugar a toda hora para ver qué pueden rescatar de la basura y comerlo o venderlo.
Es común ver niñas y niños en el Volca, ayudando a sus padres, buscando comida o jugando. No hay ningún lugar adecuado para la recreación en el barrio: tan sólo una placita con juegos en mal estado y sin iluminación, pegada al Volcadero.
¿Por qué el Estado empuja a un nene de 8 años a jugar en un basural? En esta carta, Gisela Zapata se pregunta principalmente dos cosas: cómo se llegó a esta situación y cómo se sale.
“Es una pérdida lamentable. Un nene más víctima de la pobreza que atraviesa a nuestro barrio, al que le falta de todo: comida, agua potable, luz, asfalto, cloacas. Hoy muchos están señalando a su mamá, en vez de preguntarse porque una familia vive o llega a vivir en esas condiciones.
Necesitamos que el Estado empiece a responder frente a la emergencia en la que vivimos. El domingo, cuando todo ocurrió, el barrio estaba a oscuras: sólo iluminaban las linternas de los celulares y las luces de los vehículos. Ojalá llegue, algún día, la urbanización. Ojalá llegue la comida que necesitamos para los comedores. Ojalá nadie tenga que buscar alimentos en la basura, como hice yo miles de veces y como hoy lo siguen haciendo muchas familias, porque no hay trabajo.
¡Que en paz descanses, pequeño! Que brille para ti la más linda estrella. Un abrazo grande a tu mamá y a tu familia, a quienes más les duele tu partida”.