Desde Virrey del Pino hasta Qatar se escuchan los cantos de la tribuna villera que alienta a Gonzalo Montiel, protagonista de ese penal que nos consagró Campeones. El “Cachete” es otro de los grandes jugadores han salido de los potreros, con la pasión de barrio y la pelota pegada al pie.
Llegó a primera después de atravesar su infancia en Virrey del Pino: “No había nada más cómodo que estar ahí rodeado por toda la gente que quiero. Hoy pueden decir que mi barrio es ‘picante’, pero no lo es; simplemente es un barrio como cualquier otro, donde todavía hay calles y canchitas de tierra. También es un lugar donde faltan condiciones para que los pibes puedan jugar al fútbol libremente”, decía Montiel el año pasado, en el marco de una nota emocionante.
Desde pibito caminaba todos los fines de semana para ir un rato al baby fútbol que no sólo era su diversión, sino también el compromiso más grande que tenía: “Un día había quedado en ir a jugar, pero estaba tan cansado que le dije a mi viejo que no iría. En ese momento lo único que me dijo fue: ‘No asumas compromisos si después no los vas a cumplir’. Esas palabras me quedaron marcadas”.
Persiguió el sueño de ser futbolista y logró quedar en las inferiores de River. En 2016, Marcelo Gallardo lo mandó a calentar durante un entretiempo contra Vélez Sarsfield: “Esa misma noche volví a mi barrio, a Virrey del Pino en Kilómetro 39 y ahí me recibió toda mi familia para celebrar”.
“Un potrero es lo más lindo que hay, es poder armar una cancha donde sea, con lo que tengas a mano como dos remeras, tirar una pelota y pasar la tarde con tus amigos. La importancia de los clubes es la contención, el apoyo en todos los sentidos”.
Hablando de sostenes, le contamos sobre las trabajadoras comunitarias y se llenó de orgullo: “Es bueno escuchar que hay quienes salen del individualismo para generar soluciones para los demás. ¡Sin dudas esas mujeres son esenciales en este momento tan duro! La vida se trata de eso, de no fijarse únicamente en uno mismo, sino también en ayudar al resto. De esa manera crecemos como personas”.