Raí, el ex campeón del Mundo con Brasil en 1994 y hermano del mítico jugador de fútbol Sócrates, se dedica desde 1999 a apoyar la educación de las y los niños que viven en las favelas y los barrios populares de su país, a través del deporte con la Fundación Gol de Letra.
En 1998, cuando volvió de Francia para jugar los dos últimos años de su carrera en Sao Paulo, ya tenía la idea de hacer la Fundación Gol de Letra: “Fue justamente el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos, que la concretamos, y en julio de 1999 empezamos las actividades deportivas y educativas con las y los niños, las y los jóvenes y las familias”.
“Trabajamos con dos favelas: una de Sao Paulo y otra en Río de Janeiro. Nosotros podemos traspasar la experiencia porque tenemos un equipo de jóvenes educadores y pedagogos que trabajan sobre Desarrollo de Brasil en más de 15 regiones del país. Después de 30 años tenemos un proyecto de acompañamiento local. Estamos muy contentos con nuestra filosofía y estrategia para poder llegar a más gente”.
“Soy parte del equipo de transición de Lula y estamos hablando de crear un instituto de formación humana para despertar un espíritu crítico y crear una formación más social. A través de la educación de manera general tenemos que tener muchos proyectos, entre los que se destaquen los relacionados con las actividades deportivas y educativas. Muchas veces el deporte deja de lado a la educación. Se enfoca en lo técnico y no en lo humano. La federación, los clubes y las políticas públicas deportivas nos tienen que ayudar a crecer en este sentido”.
En este sentido, dijo no entender a los jugadores de la selección brasileña que apoyaron a Jair Bolsonaro en su intento de ser reelegido como presidente de su país: “Creo que se debe a la desconexión con la realidad que se pasa acá. Los jugadores no saben las consecuencias de vivir en un gobierno de extrema derecha. Los jóvenes no tienen muchas veces la idea de lo que significa un problema como este”.
Sobre la amenaza de la ultraderecha en la región destacó: “Hay un movimiento global. Para mí la principal problemática es la exclusión de una parte de la sociedad que vive en las favelas y en los barrios populares sin ninguna infraestructura, sin educación, con violencias y abandonos. Los movimientos sociales precisamos acelerar el proceso humanista a través del empoderamiento”.
“Nunca imaginé un retroceso como el que vivimos en Brasil. Hemos conseguido salir adelante con Lula como un gran articulador de la colaboración en América Latina y en las políticas internacionales. Necesitamos mucha movilización. Tenemos que trabajar como Argentina en la final de la Copa del Mundo: un poco más”, dijo Raí.
“El gobierno de Bolsonaro fue catastrófico. Su reacción ante la derrota electoral era esperada porque durante cuatro años se comportó así. Felizmente ya terminó. Fue un mal gobierno en lo ambiental, cultural, científico y educativo. Sólo comparable con los más perversos de este país, que favorecieron a sus grupos de interés”.
Raí nos contó que estaba muy contento por el triunfo de La Scaloneta y Leo Messi en Qatar 2022: “Hemos dejado la rivalidad que tenemos con Argentina. La Copa del Mundo es la imagen del deporte más popular. Debe ser utilizada de una manera mucho más óptima. Tenemos que aprender mucho más para practicar un deporte más democrático. Espero que esto traiga consecuencias positivas para nuestros países”.
Ante la idea de que el fútbol europeo es superior al de América Latina, mencionó: “Tenemos que mantener nuestras raíces. El fútbol en Latinoamérica es una parte de nuestra cultura; es nuestra manera de expresarnos y de vivir. Normalmente los barrios populares somos los más ricos en transmitir este comportamiento humano. Ahora, los mejores jugadores de Europa también vienen de favelas y barrios populares y están cambiando la manera de jugar”.
“En Brasil una cosa que nos pasó, a pesar de que tenemos buenos equipos y jugadores, como Argentina, es que hace 30 años que hemos perdido las técnicas para la formación de calidad. No solamente de jugadores, sino de entrenadores deportivos. No invertimos en la formación de entrenadores populares y cívicos. La mayor parte de los jugadores se van muy jóvenes a Europa y los que se quedan acá tienen dificultades. Hay muchos entrenadores que son buenos, pero no tienen oportunidades. Esa es la diferencia con algunos países”.