Cada 10 de enero se conmemora en Argentina el Día de Las Mujeres Migrantes. La ley N° 4409/12 sancionada por la Legislatura porteña en 2012 establece esta fecha con motivo del asesinato en 2001 de Marcelina Meneses y su hijo Joshua Alejandro, ambos de nacionalidad boliviana.
Marcelina tenía 31 años y hacía 5 que estaba en Argentina en busca de una vida mejor. Era mamá de Jimena, Jónathan David, y Joshua Alejandro de tan solo 10 meses, a quien llevaba en brazos esa mañana. Su hija padecía una enfermedad congénita en la cadera y necesitaba tratamiento.
La mujer trabajaba como repositora en un supermercado y ese día tomó el tren Roca en la estación Ezpeleta con Joshua en brazos. Hizo trasbordo en Temperley con el objetivo de llegar al hospital Finochietto de Avellaneda por un cuadro alérgico. Lamentablemente nunca llegó.
Marcelina subió al tren cargada con varias bolsas y nadie le cedió el asiento. Al rozar a un hombre, éste le dijo: «Boliviana de mierda, ¿no mirás cuando caminás?”. A partir de ahí se desató una catarata de insultos racistas y xenófobos por parte del resto de los pasajeros.
Minutos después, Marcelina y su bebé aparecieron asesinados en la estación de Avellaneda. Julio César Giménez fue el único testigo que declaró por el hecho. Pasaron 22 años y no se sabe quién o quienes los empujaron del tren. Todavía no hay personas imputadas ni condenadas.
Hoy, en Charcas 5620, donde vivía Marcelina, funciona un Centro Integral de la Mujer que lleva su nombre a modo de recordatorio. Hoy levantamos un grito por ella, y por cada mujer migrante y latina. Por vos, hermana, por vos, vecina.
