Hoy que es seis de enero ni pastito, ni pesebres, ni toda la movida ceremoniosa. Alguna vez ustedes, los reyes, se volverán plebeyos en esta realidad que está siendo medio cualquier cosa. Se dice que por los baches de los barrios sus camellos salen espantados, con la pata quebrada de tanto tropezar. Pero por acá nos caemos, para entender cómo nos tenemos que levantar.
Por Nelson Santacruz, garganta poderosa de la Villa 21-24, CABA
Ya curadas de espanto, es común que los bolsillos de nuestros viejos se agrieten: 120% de aumento en los juguetes. Entonces a ustedes les decimos, magas y magos de ningún reino, que por acá nos ponemos a jugar con nuestra imaginación… inflando hasta más no poder la bocha que alguna vez nos regalaron, o multiplicando los panes de cualquier comedor. Sin perder la ilusión, sin dejar de buscar las huellas y mirando todo el camino hasta nuestras zapatillas… las vemos vacías, traducidas como algunas ausencias del Estado. Ojo, no hablamos de una muñeca o un set de playa de marca; nos referimos por ejemplo a que en muchas villas el agua potable de repente se volvió cosa seria. Los precios de los bidones, el costo de la contaminación, lo transformó en sagrada. Con todo respeto a los tres eh… pero capaz el balde lo dejamos sin nada.
Otra vez, claro que soñamos con un regalo como una camiseta de la Selección o un enorme rompecabezas. Pero también que la mitad de la población infantil salga de la línea de la pobreza. Quién mejor que nosotras y nosotros, para preguntarnos cuánto oro más querrá la inJusticia, hasta dónde condonarán a los evasores de humanidad y por qué dejamos salir tanto humo del incienso de los medios y su empresariado. Pero guarda, hay una alegría genuina que sí llegó desde el desierto, que no calma nuestra sed pero sí nos dibujó una real sonrisa. Una que se desplegó a nivel nacional gracias a una nueva estrella que no es la de Belén. Les pedimos disculpas este año Melchor, Gaspar y Baltasar. ¡Los verdaderos magos ya llegaron desde Qatar!