Recuerdo que me desperté y estabas en cada pantalla. En las noticias solamente se hablaba de una muerte más, manchada de la violencia de todos los días. En ese almuerzo todos hablamos de vos en casa y en todas las casas. Por Joan Sánchez, garganta poderosa de Barrio Yapeyú.
Quedé descolocado después de escuchar lo que había pasado. Muchas sensaciones me atravesaron mientras te conocía. Estabas ahí en la pantalla del televisor dividida en dos. De un lado tu foto, y del otro, las personas que te quieren que hablaban como podían entre llantos y gargantas quebradas. Tu vieja estaba destruida al igual que la mía. Nos contaron de tus sueños, lo que estabas estudiando, que te seguías hablando con los pibes del secundario, que eras un buen hijo, un buen amigo. Nos contaron quién eras: Fernando.
Aunque no te conocí, elegimos quedarnos con tu imagen sonriente en la playa junto a tu novia y su testimonio que relataba tus bondades.
Yo sigo sin entender el porqué, aunque la muerte nunca tiene, me acordé. Pienso en vos y tus amigos, en todas las veces que despedí a los míos cayendo en la cuenta que esa misma violencia siempre está cerca. Nos rodea y está ahí, sin horario ni barrio. La violencia está ahí, casi sin distinguirse siquiera. Está cada vez que nos llaman negros de mierda, cada vez que pasan por nuestro lado y nos miran con desprecio. Cuando nos llaman planeros por más que trabajemos todo el dia para conseguir unos pesos. Es un contagio en nuestra sociedad que solo busca que reacciones con más. Que doblemos la apuesta, que rueden cabezas, que nos subamos a esa.
Se me hace increíble pensar que un día te tenés que levantar y asumir que alguien ya no está más. Pero a vos Fernando, no te vamos a olvidar.