Giuliana Cañete y su esposo Lucas Quijano tienen una pizzería en Monte Chingolo, Lanús. En la madrugada del 27 de febrero, él fue herido de bala por el comisario Optimio Alberto Alfonzo, y hoy se encuentra internado.
Alrededor de las tres de la madrugada llegaron a la Comisaría Sexta a radicar una denuncia. Giuliana iba herida en un brazo. Las policías que la atendieron, le dijeron que volviera después de ser curada.
“Les pedí que mandaran un móvil a mi casa porque la persona que me había agredido estaba en la calle y me dijeron que llame al 911. Al contestarles que ellos son el 911, me respondieron que no mandarían nada”, cuenta Giulana.
Después de preguntar por qué no lo iban a hacer, el jefe de la comisaría salió de su oficina descalzo, con los pantalones desabrochados y alterado a decir que no eran horas de hacer denuncias, que lo estaban despertando y había trabajado todo el día. “Cazó del cuello a mi marido, lo sacó fuera del lugar y cerró las puertas”.
El oficial salió por una puerta lateral con una escopeta y le disparó a Lucas en el ojo y las piernas. Leandro, el amigo que los había acompañado, quedó detenido y fue brutalmente golpeado por el comisario. Para Giuliana este caso es “de violencia institucional por parte del comisario que, según he podido averiguar, no es la primera vez que hace abuso de autoridad, y hasta con ellos mismos lo ha hecho”.
Ambos van a pedir la detención del comisario, que según les dijeron ya está separado de la fuerza, porque les disparó, retuvo su moto y juró represalias contra ellos. “Mientras le pegaba a Leandro, le decía que si a mí o a mi marido nos veía en la calle nos iba a hacer pelota”.