Entre tantos carteles de propaganda en las paredes y las redes, aparece la realidad de los espacios educativos de la Ciudad de Buenos Aires. Más de 15 escuelas tuvieron que suspender las clases por la ola de calor. Pareciera que hay plata para instalar la campaña electoral de Horacio Rodríguez Larreta pero no para que las y los estudiantes tengan aires acondicionados o ventiladores para poder cursar.
Rosa López es maestra en la escuela Horacio Quiroga 12 Distrito Escolar 5to, de la Villa 21-24, y cuenta: “Esta situación la estamos padeciendo. Hay chicos y docentes que se descomponen. En la escuela hay un sector que no tiene luz por una mala conexión. Y, si no hay luz, tampoco hay agua. Lo que imposibilita el uso de los baños y la higiene. En una escuela con 700 alumnos, si no funcionan todos los baños se hace muy difícil”.
La «respuesta» que dio el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue enviar botellitas de agua. Entregaron una de 600 ml cada dos alumnos.
“La inversión en educación, que dicen que hay, no se estaría notando en las escuelas ni en la alimentación. Dejaron de enviar yogur fresco, que es nutritivo. En cambio, están dando chocolatada tibia, un sanguche de pan duro y una barrita. Ellos salen con la banderita de los 190 días de clases pero no garantizan las condiciones”, expresa Rosa.
Esta misma situación se da en otras instituciones educativas, como en la escuela N°21 D.E. en Lugano donde se suspendieron durante 5 días las clases debido a que la escuela se encontraba también sin luz ni agua. En las escuelas 20 y 27 de Barracas se incendiaron los transformadores por las altas temperaturas, tuvieron que evacuar y suspender las actividades.
Ante esta situación, el gremio docente Ademys convocó un paro desde el martes contra el gobierno de la ciudad. El mismo que intenta amedrentar a las maestras y maestros descontándoles el sueldo por hacer paro, algo que está prohibido por la Constitución Nacional.
