Según el Ministerio Público Fiscal, de cada 1000 abusos sexuales en las infancias solo 100 se denuncian y solo 1 recibe una condena. El 80% de los abusos suceden en el ámbito intra familiar: el 87 al 90% de los agresores son varones. Hablamos de esto junto a Enrique Stola y Yama Corines en La Garganta Radio.
«El abuso sexual es tortura. Imaginemos qué implica para una persona torturada ver, en todos lados y todo el tiempo, la cara y la voz de quien lo agredió. Esto se perpetúa a través de instituciones. Primero, el poder judicial, persiguiendo a quienes denunciamos y dando impunidad a los abusadores. Por otro lado, la falta de políticas públicas concretas del Estado, porque no hay presupuesto real para equipos que acompañen a personas que fueron victimizadas y buscan un camino de reparación y justicia. Y por otro lado, los medios de comunicación, que ocupan un rol social de construcción de ideas y sentido. Lo que consiguen es que haya personas que no denuncien», Yama Corines.
«Esos números no muestran la persecusión que sufren las madres por denunciar incesto paterno filial, la violencia económica e institucional que reciben, la respuesta violenta que hay sobre las terapeutas o abogadas que atienden a niñas, niños y madres protectoras. El poder judicial es hegemónicamente machista, protege a los agresores sexuales y a hombres violentos. Lo vemos en el caso Arcoiris o el caso de Lila, donde la madre está con una tobillera”, Enrique Stola.
Hay que terminar con las prácticas que agreden a los cuerpos sexualmente. Para eso, cada parte debe hacer lo que le corresponde: el Estado tiene que tiene que poner a disposición recursos, hay que hacer una reforma feminista en el poder judicial y exigir a los medios de comunicación un tratamiento del tema de manera digna y respetuosa.
