26 abril, 2023
, COCINERAS COMUNITARIAS

NELI: 32 AÑOS CON LAS MANOS EN LA OLLA

“Me van a ver en acción, pero primero me tengo que poner el delantal», dice Neli en el comedor Evita de Zavaleta, donde 600 personas comen de lunes a viernes durante el almuerzo y la merienda.

Con su vestimenta roja puesta, empieza a revolver la olla, una tarea que sostiene desde hace 32 años. Este año existe un proyecto de ley que pide por el reconocimiento salarial de ella y las 135.000 cocineras comunitarias de todo el país.

El flequillo rubio de Neli va de un lado para el otro. Es la directora de orquesta de las 30 personas que trabajan en el comedor y está atenta a todos los detalles. Un grupo empana las milanesas, otro las fríe, otro prepara la ensalada y en la charla hablan de los malabares que hay que hacer para conseguir alimentos porque el Estado le debe 800 toneladas de mercadería a todos los comedores de La Poderosa.

“Todo hay que hacerlo con el corazón”, dice mientras baila al ritmo de las guarachas que suenan y sirve tuppers de todos los tamaños. Lo siente como la cocina de su casa. Charla con las vecinas, en su mayoría mujeres, que le cuentan las problemáticas que atraviesan. Agarra un cuaderno y va anotando. “El abrazo de un chico o de cualquier vecino de mi barrio es como oro para mi”.

Neli regala a la comunidad su tiempo, atención, escucha y sonrisas: “Puedo decir que sin ser doctoras ni asistentes sociales, cubrimos cada parte porque escuchamos y ayudamos. Si le hace falta una zapatilla a alguien yo lo arreglo desde acá, no se lo voy a pedir a un diputado. Teniendo poco, tratamos de salir adelante”.

La firma de Neli fue la primera de las 500 mil que se necesitan para que el Proyecto de Ley para el Salario de las Cocineras Comunitarias ingrese al Congreso. “Esto es un trabajo no reconocido. Para la gente de arriba no existimos. Es una vergüenza, ellos están sentados atrás de un escritorio y nosotras acá transpirando la camiseta. Que se pongan la mano en el corazón y piensen ¿cómo se sentirían ellos si no tuviesen una remuneración al trabajar?”, sentencia Neli con las manos llenas de amor, que en realidad es trabajo no reconocido.