El 22 de abril, la Policía de Quilmes entró a Villa Itatí tras la denuncia de dos robos en zonas cercanas. Siguieron por el mapa satelital que les mostraba una moto robada y al entrar, los vecinos rechazaron a los efectivos que, sin dudar, empezaron a disparar balas de goma y de plomo.
Ricardo Maidana salió a la vereda de su casa y un oficial de la policía le disparó en la mandíbula. Herido, logró salir del lugar caminando y los vecinos lo llevaron al Hospital de Alta Complejidad el Cruce. Una vez ahí, la policía se entera que estaba herido y lo denuncian por robo. En plena internación, Ricardo queda detenido y esposado a la camilla mientras esperaba ser operado.
Tobías Corro Molas es secretario del Centro de Formación Profesional 412 de Quilmes, lugar al que Ricardo asiste como estudiante, y afirma: “Gracias a que la familia y el barrio se organizó pudimos demostrar con la pericia telefónica que Ricardo nunca salió del barrio el día que sucedieron los robos. Eso demolió el relato policial y se dictó la falta de mérito. Hoy la justicia debería invertir la investigación e investigar a la policía”.
Una vez más, la bonaerense queda expuesta por el armado de causas y la represión sin motivos en los barrios populares. Ricardo tuvo el alta médica para continuar la recuperación en su casa la semana pasada, fue absuelto por los delitos que se le quisieron adjudicar. En esta oportunidad la fuerza de seguridad y la Justicia no pudieron manipular las pruebas gracias al control popular de las vecinas y vecinos de Itatí.
“El mecanismo es perverso por la impunidad de armar un relato e inculpar a inocentes. Ya hemos tenido varios casos similares porque estamos en Villa Itatí y las fuerzas de seguridad llegan con la intención de controlar el territorio y amedrentar. Si dejamos a las instituciones libradas a su propio autocontrol estamos liberando una fuerza bestial que puede arremeter contra todo”, concluye Tobías.