Villa Azul queda en territorio bonaerense, repartido entre los municipios de Avellaneda y Quilmes. Según datos oficiales de 2018, viven 3100 personas. Ahí, hace cinco años, se creó el comedor “Los Cebollitas”, que hoy alimenta a 110 personas dos veces por semana y se quedó sin sede.
Fernando Amarilla –nacido y criado ahí– y su hermano Aníbal sembraron la semilla que luego dio vida al comedor. ¿Cómo fue que Los Cebollitas perdieron su espacio físico?
“Había hambre en los chicos. Con mi hermano, además del comedor queríamos armar una canchita de fútbol para enseñarles a jugar a la pelota; también sacarlos de la droga, que no estuvieran en las calles”, cuenta Fernando. Como no alcanzaba la plata para sostener la olla, los vecinos y vecinas se juntaron para pagar un alquiler y bancar los alimentos, la carne, la garrafa. “Para refaccionar el lugar, ayudaron vecinos que trabajan en la construcción. Después surgieron la rifa y los bingos virtuales para juntar fondos».
Cuando él y su hermano empezaron, tenían solo 500 pesos y andaban de acá para allá pidiendo a la doña del kiosquito un poco de pan, y un par de brazos a todos los demás. Tras un acuerdo que se firmó con el municipio de Avellaneda en diciembre del 2020 para relocalizar el comedor por obras de urbanización, Los Cebollitas ya no pueden estar donde estuvieron en el comienzo. Un espacio que los vecinos refaccionaron, le construyeron baño y cocina.
«Tuvimos que pasarnos a otro lugar donde no había luz ni agua, hubo que refaccionar todo y muchos abandonaban porque nada era seguro. De vuelta armamos un lugar lindo y nos volvieron a desalojar, el 28 de noviembre del año pasado. Te destroza el alma, ver que se caiga algo por lo que tanto luchamos, que costó armar, te mata”.
El proyecto incluye más que el comedor: “Nosotros queremos un club para los pibes, porque ahí donde comenzó el primer espacio teníamos una canchita donde jugaban libres al fútbol, hoy esa posibilidad no está. Ahora ya no tenemos canchita, solo está la del club donde muchos pibes no tienen plata para pagar y jugar”.
