11 noviembre, 2023
, Derechos Humanos

Carta Abierta a la Sociedad

«Mi nombre es Anita Fernández. Mi mamá, Ana María Careaga, fue secuestrada durante la última Dictadura Cívico-Militar. Tenía menos de tres meses de embarazo. Fue llevada al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio, conocido como “Club Atlético”. Allí, fue brutalmente torturada y despojada de su condición humana.

La liberaron casi cuatro meses después con un embarazo avanzado y en un estado deplorable. Ambas tenemos secuelas por las torturas, y llevamos en cuerpo y alma el dolor incurable de esa tragedia.

El 8 de diciembre de 1977, fue secuestrada mi abuela Esther Balestrino de Careaga cuando estaba junto a otras Madres de Plaza de Mayo, en un operativo que se extendió el 10 y por el cual se llevaron a 12 personas.

Fueron enviadas a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), y luego sus cuerpos arrojados con vida al mar en los llamados “vuelos de la muerte”: “la solución final” que los represores se jactaban haber hallado para deshacerse de los cuerpos de las y los desaparecidos.

Por iniciativa de una amiga, y al pensar qué podíamos hacer frente al grave peligro que corre la democracia, sentí la necesidad de hablar con la sociedad. Esa cantidad de seres anónimos que se sienten desencantados de una realidad económica adversa, y que tal vez desconocen a quién están votando.

Asistimos a un contexto en que los discursos negacionistas, de apología del delito y ultraderechistas se multiplican de la mano de los candidatos a presidente como Milei y a vicepresidenta como Villarruel, que destilan un odio sin límite. Hoy estamos ante la disyuntiva electoral de elegir entre democracia y neofascismo.

Por eso es muy importante que los jóvenes que nacieron en democracia puedan interiorizarse de lo que hemos vivido durante la dictadura para que no se destruyan los contratos sociales fundados por esta sociedad. A 40 años de la democracia, hay que protegerla.

Hoy se postula una fórmula que destila odio, defiende genocidas y que propone “aniquilar” a una parte de la sociedad. Por eso la propuesta de Javier Milei y Victoria Villarruel es peligrosa. Por la democracia, #NoAMilei