Desde los colegios tradicionales como el Mariano Acosta y el Carlos Pellegrini hasta los que se encuentran en las villas y los bachis populares, pasando por el Julio Cortázar, un grito se alza al unísono para militar y defender la educación y la salud pública, así como los derechos humanos.
Tal y como nos dice Manuel Sacha, integrante del Centro Estudiantes Colegio Carlos Pellegrini, dijo: «Griten, griten mucho. Involucrense y discutan porque los jóvenes, las mujeres, los villeros, las laburantes somos los marginados de este tiempo».
