Ante una violencia sistemática, tejemos redes de contención y levantamos Casas de Mujeres y Disidencias.
Ante la falta de alimento en las barriadas, levantamos ollas y sostenemos comedores hace mas de 40 años.
Ante el trabajo no reconocido de las cocineras comunitarias pensamos, escribimos y presentamos una ley.
Nuestras redes salvan vidas, pero no somos el Estado, no podemos ni queremos serlo: necesitamos un Estado presente para combatir la violencia estructural.
Ante la amenaza y avance de la ultra derecha el feminismo villero grita bien fuerte: ¡Ni un derecho menos, ni un paso atrás!