por las asambleas poderosas de Ecuador.
En #Ecuador vivimos jornadas de miedo y terror, producto del avance de la violencia vinculada al narcotráfico. La historia de la región nos enseña que las 13 personas que fueron asesinadas, no serán las últimas.
Este tsunami de horror parte, en última instancia, de la crisis económica y social que venimos denunciando a gritos desde hace años en nuestras barriadas. Mientras vemos cómo día a día, año a año y promesa a promesa, se van comiendo vidas y familias enteras.
Es imprescindible la puesta en marcha de políticas públicas, que amplíen los servicios sociales en los sectores empobrecidos, para frenar el avance de los grupos delictivos y los reclutamientos masivos en las zonas más vulneradas.
Pensar el futuro de la construcción de nuestros barrios es imposible con este monstruo comiéndonos en nuestras comunas y barrios, con una desigualdad económica que crece sin límites.
Las declaraciones de estado de excepción y otras medidas no pueden ser la excusa para la persecución a organizaciones y líderes sociales, que nada tienen que ver con la violencia y, en cambio, construyen redes de solidaridad y contención ahí donde el Estado no está.
Hay que abordar no solo las consecuencias, sino también las causas del narcotráfico íntegramente. Más allá de consultas que apuntan a dar consenso social al punitivismo y la atención a lo emergente, desde los sectores populares estamos para discutir a fondo qué modelo de sociedad queremos construir.
Mientras tanto, la plata queda en los bancos, y los muertos, en los territorios.