*Por Abigail Sánchez Sanso, hermana de Rodrigo Sánchez, asesinado por la policía el 19 de septiembre de 2015 en Córdoba.
«Rodrigo jugaba al fútbol de defensor en el club Deportivo Alberdi. Estaba a punto de entrar a la reserva. También jugaba con los pibes en el barrio y era hincha de Talleres. Con mi hermano compartíamos mucho, él me llevaba todos los días al colegio en el caño de su bici. A veces peleábamos, pero eran peleas de la edad, como por el lugar de la cama o el control de la tele. A la mañana, yo me levantaba siempre 2 horas antes de entrar al colegio para prepararme, y él se enojaba porque quería seguir durmiendo.
Ese 19 de septiembre, Rodrigo me despertó a la mañana para que cerrara la puerta de casa, él salía con su bici. Esa fue la última vez que lo vi. Después pasaron las horas, se hizo el mediodía y lo esperamos con mi mamá para comer los tres juntos pollo al horno, la comida que más le gustaba, pero nunca volvió.
En 2017 nació Mili, nuestra hermanita que hoy ya tiene 6 años. En casa tenemos cuadros y remeras de Rodrigo y ella lo identifica como «su Rodri».
A 8 años y medio del asesinato de mi hermano, comenzó el juicio contra el policía Lucas Gastón Carranza que fue quien lo acribilló a balazos. Acá notamos el prejuicio que la fiscal que lleva el caso tiene hacia personas de barrios bajos como el nuestro; se evidencia la desigualdad en las entrevistas y su intento de encontrar pruebas que no hay.
No sé si la sentencia nos cambiará la vida, pero por lo menos ya logramos algo teniendo al asesino en el banquillo. Tiene que haber una condena porque la familia y los testigos fueron con la verdad, y espero que esa condena supere la cantidad de años que el asesino de mi hermano estuvo libre».
