30 septiembre, 2017
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La Organización de las Gargantas Unidas

Allá vamos,
rumbo a Ginebra,
convocados por la ONU,
con 30 mil voces atragantadas,
silenciando voceros del qué dirán, 
bajo el mando de nuestro propio papel:
contra las giladas de sus noticieros,
escuche a Iván y Ezequiel.

 

“Desde aquel sábado a la noche, mi vida cambió para siempre y, cuando me cruzo algún efectivo, no puedo ni acercarme. Antes, como hacemos muchos, intentaba esquivarlos, para evitar sus maltratos, pero no me carcomía los huesos este miedo que siento ahora, atravesándome el cuerpo. Los veo e inevitablemente recorro las imágenes de todo lo que pasó. ¿Qué hago? Laburo, para poder terminar la secundaria. Y juego al fútbol, para vencer al terror. Pero no es fácil. Luego de las torturas, decidí empezar un tratamiento psicológico que todavía continúa, para calmar el dolor, además de visibilizar el caso como estrategia para «resguardarnos». Sin garantías, claro, porque me persiguieron hasta mi casa la primera vez que fui a C5N y muchas veces vinieron a golpearme la puerta, en la Villa 21-24, sólo para amedrentar. De corazón, espero que los gritos de La Garganta en la ONU les permitan escuchar a tantos responsables políticos ciegos, sordos y mudos, que no lograron hacernos callar”.

Iván Navarro,
19 años.


 

“Aunque recién se haya cumplido un año del 24 de septiembre, cuando nos torturaron junto al Riachuelo, esos recuerdos me invaden todos los días. Y sí, me ponen muy mal, porque no terminó ahí la película de terror que empezó aquella noche: poco tiempo después, una camioneta de Prefectura se me tiró encima, para atropellarme. Reaccioné de casualidad y por eso hoy lo estoy contando… Afortunadamente, nuestro grito se hizo escuchar lo suficiente, como para que todavía haya 6 prefectos presos, pero sigo teniendo miedo, por sus colegas y por el futuro. Cuando salgan, estoy seguro, nos vendrán a buscar, como buscaron a tantos otros pibes que le hicieron frente a la impunidad. Ahora, todas esas historias guardadas en el silencio, llegarán por fin a la ONU. Y ojalá sirva para algo, porque los villeros estamos en peligro cotidianamente, de verdad: necesitamos urgente, un Control Popular a la Fuerzas de Seguridad”.

Ezequiel Villanueva Moya,
16 años.