hermano de Santiago, desaparecido a manos del Estado.
Desde su desaparición forzada, nuestra familia sobrevive atravesada por un dolor inimaginable. Han sido 60 días en los que no he podido trabajar, ni descansar, ni dormir. Con cada minuto que pasa, aumenta la tristeza, todas las mañanas, todas las noches. Y sí, me cuesta bajar esto, porque sinceramente me hace mal contar cómo estoy o cuánto sufren mis viejos. Por estas horas, la realidad nos viene pegando con fuerza, mientras poco a poco intentamos ir asimilando toda esta angustia. Pero a pesar de la impotencia que me genera ver su rostro por todos lados, siempre sonriendo, hoy estaremos en Plaza de Mayo, demostrando que no lo han callado.
¡Aparición con vida de Santiago Maldonado!
Gritando, sí, exigiendo que los funcionarios responsables defiendan los derechos más elementales de cada ciudadano, en otra convocatoria pacífica, sin tintes partidarios. Pues me interesa ser claro: si alguien no respeta esa condición, hará un pronunciamiento totalmente ajeno a la manifestación, porque sólo favorecerá a los sectores que necesitan alguna razón para reprimir, diluyendo el verdadero espíritu de la convocatoria. A esta altura, es de público conocimiento lo sucedido en la marcha anterior, cuando hubo actos de vandalismo ocasionados por los infiltrados, no por la gente que genuinamente nos acompaña.
A dos meses, seguimos pidiéndole públicamente a Patricia Bullrich que ya no defienda a la Gendarmería, que se dirija al pueblo y que nos explique todo eso que dijo sobre el accionar de sus Fuerzas, ¡porque mintió! Y aun así, continúa al frente de un Ministerio que sólo nos garantiza Inseguridad, como principal cara visible de tanta impunidad. A contramano, como aliciente, hemos conseguido un paso importante para renovar nuestras esperanzas, con el reemplazo de Guido Otranto como juez de la causa. Pues el magistrado Gustavo Lleral al menos tuvo la deferencia de comunicarse con nosotros, en un gesto que nadie había tenido antes. Y sí, debemos darle tiempo para que conozca bien el caso, pero tengo la ilusión de una Justicia imparcial, para que por fin la investigación pueda avanzar. Recién entonces, podremos trabajar en conjunto para conocer la verdad y para conocer la condena a los responsables. Sólo entonces, después de tanto avasallamiento, sentiremos que existe un Estado con ganas de saber o, por lo menos, de tendernos una mano…
Van a tener que responder,
qué han hecho con mi hermano.