A ustedes, a quienes marchan siempre junto a nosotras y a quienes nunca marchan junto a nosotras, quería enviarles este mensaje, para decirles que cada Marcha de la Resistencia ha sido necesaria, pero ésta resulta indispensable, urgente, vital, porque estamos viviendo un momento demasiado delicado. Nuestros hijos e hijas lucharon por la justicia social, por un país para todas y todos, pero hoy vamos a contramano de aquella utopía. Despidos por miles, persecución a las comunidades indígenas, luz verde para reprimir, políticas económicas de concentración y esta Justicia repugnante nos empujan a manifestarnos contra los atropellos y nos obligan a no bajar la guardia. Porque la sucesión de prisiones preventivas es alarmante y sí, claro que se debe enjuiciar a los funcionarios que cometieron delitos, pero se los debe juzgar en libertad, no avasallando al Estado de Derecho. Si bien el Poder Judicial tiene que expedirse rápido y ser transparente, de ninguna manera se pueden justificar encarcelaciones con el mito de la «fuga». Mientras persiguen a varios ex funcionarios, dejan en libertad a los genocidas que violaron mujeres y arrojaron gente al mar. Frente a esta terrible realidad, si queremos una nación libre de impunidad, el pueblo no puede quedarse callado, ni pasivo. Hay que resistir, en la calle, sin odios, centenares de miles caminando juntos por la Plaza…
Y gritando con todas nuestras gargantas,
hoy más que nunca.