El 20 de marzo de 2015 llegó un mail al correo de La Garganta que nos dejó patas arriba de alegría: el prólogo para nuestro primer libro, escrito con su puño y letra, con la forma de América Latina.
Hoy, a cuatro años de su paso a la inmortalidad, la compañera de vida de Eduardo Galeano, Helena Villagra, nos mandó unas líneas desde el otro lado del charco, sobre aquellas palabras que nos regaló para siempre:
“Para mí no fue casualidad, no le salió chueco. En sus dibujos y textos siempre tenía presente otras intenciones. Un poco le salió y otro poco lo buscó. Eduardo quería mucho a La Garganta, los consideraba amigos y me parece que fue su último manuscrito”.